Imagina que estás “prospectando” chicas en Tinder.
Digo chicas porque es lo que me gusta a mí.
Si te gustan los chicos, piensa en chicos.
Si te gustan las tortugas, piensa en tortugas.
Pongamos que haces match con una, que tiene algunas fotitos donde sale toda mona.
Quizás te genera cierta desconfianza porque todo lo que sube es demasiado bonito.
Empezáis a hablar y empieza a contarte su vida:
Que tiene dos negocios, que su mayor defecto es ver películas y disfrutar de la vida y que su comida favorita son los canelones.
Quizás en tu cabeza te suena forzado, como cuando ves el webinar de un gurú y te regala un bonus de valor incalculable y te rebaja su curso de 997€ a 77€ por guapo.
Ahora haces match con otra chica que tenía una foto “normalocha”, de hecho apenas se le ve la cara, como si se la hiciese en el sótano.
Empezáis a hablar y te parece inteligente, simpática, te cuenta cosas interesantes… y te dan ganas de quedar.
Saca tus propias conclusiones y si coinciden con las mías, igual a quien podemos hacer atractivo en la cabeza de tu cliente es a ti.
Es más:
Si eres feo, aprovecha que igual te pones las botas.
Si eres guapa, piensa que en Miss o Míster España tienes que ser el más guapo para ganar.
Lo bueno es que cuando en Internet casi todos compiten por ser Miss España, tienes mucho más difícil destacar así.
¿Qué haces entonces?
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