A veces uno engorda y se agobia porque quiere bajar rápido de peso ya que llega el verano.
Entonces, quizás lo primero que haces es darte un paseo online a ver quién puede ayudarte.
Parece que todo el mundo tiene la “solución definitiva”:
Uno te ofrece una máquina de abdominales.
Otro, una bici estática.
Y un tercero, que te apuntes a la piscina.
¿Qué haces?
Te pillas la máquina, te compras la bici y te apuntas a la piscina.
Y por si acaso, a un club de running no vaya a ser.
Incluso puede que llegues a la web de algún negocio multinivel que ofrece bajar de peso rápido, y encuentras un testimonio como este:
«Mi experiencia con XXX ha sido maravillosa. Antes, me costaba mucho bajar de peso. Ahora, me siento ligero como un colibrí. He conseguido bajar 10 kg en 5 semanas. Lo recomiendo a otras personas que quieran bajar de peso. Seguiré contanto con XXX si vuelvo a engordar»
Parece que los resultados están garantizados…y compras.
Empiezas a beber batiditos, a correr, a hacer abdominales, a ir a la piscina… y todo marcha.
Poco a poco bajas peso y piensas que aquello funciona.
Cada vez que te miras al espejo, aunque no estás cerca de parecerte a Popeye (o a Popeya), ves que tu culito está cada vez más turgente o que esa barriguita va a menos.
Un día, comienzas a perder fuelle, te estancas y llega el temido efecto rebote.
Entonces te das cuenta de que no necesitabas nada de lo que habías comprado y de que habías dejado de lado lo más importante.
Les pasa igual a muchos negocios.
Se olvidan de que lo primero que deben hacer para mejorar sus resultados es tener un mensaje de ventas que les represente y genere deseo de compra en el lector.
A partir de ahí, se construye lo demás.
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