Muchos negocios (en especial en el marketing) piensan que como “todo el mundo” sabe escribir, son capaces de escribir sus propios textos.
Como si escribir los textos de su negocio fuese de contar cuentos y no de contar ventas.
Incluso hay quienes se creen capaces de decirle al copywriter dónde va cada elemento del texto.
Te lo digo porque un colega copywriter me contó que había infoproductores que entregaban al copywriter una plantilla para “cubrir” donde decía:
Aquí va la promesa
Aquí el beneficio
Aquí los testimonios
Te hablo de negocios que venden cursos de marketing, pa quedarse loco.
(La culpa es del que entrega la plantilla y también del que la acepta)
El caso es que es cierto que hay personas que pueden escribir sus propios textos porque (al menos al inicio) conocen mejor su mercado que cualquier copywriter con el que trabajen.
Pero cualquiera que haya hecho un par de cursos serios de copywriting y se haya puesto a pensar y a escribir (no a copiar), sabe que entrar profundo en la cabeza del lector no es sencillo.
Una página de ventas o unos textos web son decenas y decenas de horas.
La mayoría de textos no profundizan lo suficiente, se quedan en la superficie.
Y esto lo puedes ver en cualquier web y en especial, en sectores que tengan un alto componente emocional como psicología, salud o desarrollo personal.
(Cuando digo “profundo” me refiero a profundo nivel fosas Marianas, no profundo nivel Pedro Sánchez).
Entonces llegas a webs que venden un servicio de psicología para tratar la ansiedad y lees titulares como:
“Di adiós a la ansiedad”
“¿Sientes que te falta el aire?”
O a quien te vende una reinvención profesional, que para “captar tu atención”, te dice:
“Despide a tu jefe y cumple tus sueños”
“¿No tienes un plan B?”
Eso es quedarse en la superficie.
¿Oyes cómo se caen las monedas por la alcantarilla?
No me lo cuentes, haz que lo sienta.
Y si estás en el momento de hacer una de las mejores inversiones para tu negocio porque tus textos te los escribo una vez y (con pequeñas modificaciones) te sirven durante años, igual prefieres que las monedas caigan en tu bolsillo.
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