Cuando era pequeño, una vez al año mis padres se iban de viaje porque él tenía un congreso de trabajo (es profesor) con la universidad en Sudamérica o en las Islas Canarias.
Durante esa semana, yo me quedaba en casa de mis tíos, que vivían en una zona de chalets a las afueras de la Coruña.
En la puerta de cada una de esas casas, había un cartel donde se podía leer: “Cuidado con el perro”.
El cartel tenía el objetivo de “persuadir” a ladrones para que no entrasen.
La realidad era que la mayoría de veces, al pasar el portal de cada casa, podían suceder dos cosas:
- Que no había perro.
- Que donde entrabas acojonado esperando a ver cuándo te asaltaba un doberman, como mucho te encontrabas un chihuahua.
Te cuento esto porque como gran parte de mi trabajo es escuchar&mirar, a veces me apunto a listas de correo donde al suscribirme, apenas me envían un email de bienvenida.
De repente, cuando el vendedor decide reactivar su lista, se dirige a ti utilizando un montón de tacos (y no mexicanos) porque ahora se ha puesto de moda y alguien le ha dicho que “eso vende”.
Te dice que te escribirá cuando le apetezca y que si le abres, lo hará más a menudo, dejándote la responsabilidad como si estuvieses falto de cariño.
A veces también te dicen que dejes de llorar y les compres, cuando lo único que te da ganas de llorar es su triste email.
Hay personas que queriendo ser “vendedoras”, reactivan sus listas de forma desagradable y les pasa como a los perros de la finca de mis tíos.
Que cuando los conoces, dejan de resultar creíbles porque son más chihuahua que doberman.
No solo eso, sino que esos emails resultan desagradables.
Parecen no darse cuenta de que cuando alguien no quiere saber más de ti en la vida real, casi siempre tiene que darte explicaciones.
En Internet, estás a un instante de que alguien no quiera saber más de ti para siempre.
Es un clic o cerrar tu página, y adiós muy buenas.
Entonces:
Ten cuidado en cómo reactivas&tratas a tu lista porque las primeras impresiones son difíciles de cambiar y el botón de desuscripción es muy seductor cuando pasan ciertas cosas.
Quizás esto ya lo sabes pero a veces lo más obvio es lo que más fácil se nos olvida.
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