Cuando trabajaba en la multinacional como ingeniero poco ingenioso e iba de viaje a Omán, pasaba allí entre 3 y 4 semanas.
Aquello la máxima diversión NO era por tres motivos:
– era como vivir en un horno crematorio, 46º… secos secos
– no había NADA que hacer salvo trabajar, ir a la piscina del hotel, comer o ver la TV… en árabe
– era un pueblo minúsculo y desértico donde los “alrededores” medianamente poblados estaban a centenares de km. Un viernes (allí los viernes es festivo, Alá manda) hicimos una excursión a un pueblo pesquero que estaba a 60 km y aquello lo recordamos para siempre. Imagina el nivel Maribel.
Me llevaba yo allí a unos cuantos nómadas digitales unas semanitas que volvían con ganas de no querer salir más allá de su pueblo en diez vidas.
A aquel “pueblo” solían ir empresas europeas y del Golfo (unas golfas) a hacer negocios, y los trabajadores nos alojábamos en dos hoteles 5***** que había allí (tampoco es que hubiese otra cosa).
Había un apartahotel más rollo veraniego y de relax, el otro era un señor hotel lujoso como el que te puedes encontrar en cualquier ciudad europea.
Nosotros vivíamos en el primero, pero un par de sábados fui al bar del segundo a cenar con mi jefe de proyecto y con algún compañero.
Mientras cenábamos uno de esos sábados, nos enteramos de que una mujer venía a dar un espectáculo de danza del vientre.
Imagínate el percal:
Un grupo de 8 hombres árabes trajeados y borrachos delante de la mujer baboseando locos perdidos a ver si pillaban cacho o al menos, si le hacían caso.
Los hombres quitándose la corbata y aflojándose el cinturón y la ropa para relajarse mientras bebían una cerveza tras otra.
A mí esas situaciones me daban (me dan) bastante vergüenza ajena, es como que no sabía para dónde mirar.
Es como si estuviese en el lugar de un “crimen” que no quiero presenciar.
¿Qué tiene que ver esto con tu cliente?
No quiero decir que lo lleves a ver la danza del vientre.
Lo digo por si te piensas que es muy serio.
Que si lleva corbata, lo más probable es que quiera quitársela.
Y que si le hablas al cerebro del que se siente como aquellos borrachuzas que estaban en un momento de disfrute y relax, venderás más.
Que no es porque te lo diga yo, es así.
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