Antes de ser copywriter, trabajé como ingeniero de telecomunicaciones en una multinacional (que casi seguro conoces) durante casi tres años.
Mi trabajo en el departamento de Aeropuertos de aquella empresa, era redactar protocolos de pruebas para sistemas aeropuertos y dar formaciones al staff.
(Suena mucho más apasionante de lo que era)
En 2018 viajé durante largas temporadas a una ciudad de Omán llamada Duqm.
Era un pueblo en medio de la nada donde a algún político que manejaba mucho dinero (que no era suya), se le ocurrió construir un aeropuerto.
Querían convertirlo en la nueva Dubai.
Nuestro cliente era una constructora india y yo daba formación al staff de aquel aeropuerto omaní.
Yo era un mindundi cuando el primer día de formación, el jefe de obra me presenta ante el staff omaní diciendo:
«Les presento a Gonzalo, experto de XXX en el Sistema de XXX»
(En inglés, claro)
Llevaba tres meses en la empresa y tres días en medio del desierto toqueteando aquel software.
El postureo asiático, lo llaman.
Esto que me pasó se ve mucho en Internet: que todo el mundo se llama a sí mismo experto en su sector.
Da igual si lleva 8 años, 19 días o 500 noches, todo el mundo es experto.
Sé que la tentación de autodenominarse “experto” es grande cuando quieres mostrar autoridad.
El problema es cuando hay tanta gente en Internet diciendo que es expera sin tener ni idea de qué habla.
La suerte es que hay muchas maneras de generar autoridad ante tus clientes potenciales sin autoproclamarte como experto.
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