En verano de 2020, estaba más fino que nunca en mi vida. Fino filipino.
A principios de 2021, la nevera y la despensa me llamaban cada vez con más fuerza.
Al principio susurraban.
Con el paso de los meses, gritaban cada vez más fuerte.
Y desde que comenzó 2022, me mandaban emails cada tres horas para recordarme que fuese a verlas.
Que me echaban de menos.
Hace poco dije “basta” y comencé a comer bien de nuevo y a moverme un poco más.
Nada loco, descuida: planificar un poco, pararme y pensar, que a veces es todo lo que nos hace falta.
(Eso sí, para celebrarlo dos días antes me tomé un lacón con grelos y unas filloas)
El caso es que cuando me paré y pensé, me dije a mí mismo: “No puede ser tan difícil recuperar la forma”.
Si me quito al 95%: pan y harinas, dulces, alcohol, patatas fritas, chocolate, azúcares refinados, bollería y la galletita del café, ya estaría.
(Alguno se está preguntando: “¿Y qué como?”)
Si te quitas eso, caminas 10.000 pasos al día y te alimentas de los básicos (proteína, hidrato integral, verdura y fruta), recuperar la forma no puede ser muy difícil.
Lo que me pasaba a mí con la comida les pasa a muchos negocios en Internet.
Invierten su presupuesto y su tiempo en mil chorradas que restan más de lo que suman y se olvidan de la base.
Las proteínas son tener un buen producto que la gente quiera.
Los hidratos es ver dónde están esas personas.
La fruta y la verdura son el copywriting para vender ese producto a esas personas.
De la fruta y la verdura se olvida casi todo el mundo y así les va.
Decidir dónde inviertes tu tiempo y tu dinero no puede ser tan difícil.
A veces es solo pararte y pensar.
Y si este texto te ha gustado, lo mejor es que te suscribas a mi lista para recibir mis consejos diarios de copywriting y ventas: