El martes fui a cenar a un italiano con unos amigos.
No un italiano de pizzas a 9€, no.
Un SEÑOR restaurante italiano.
No porque fuese de parné, solo que aquello me pareció una fantasía:
El local era, en dos palabras, es-pectacular.
Daban ganas de pagar y quedarte allí aunque no cenases, solo por estar.
Qué sillas, qué mesas, qué decoración, qué elegancia los camareros… aquello parecía el comedor del Titanic.
Del plato que me tomé de spaguettis con bogavante, langostinos y pulpo ni te cuento…
Ok, venga sí, te cuento:
Menudo orgasmo culinario, eso que con la comida soy difícil de impresionar.
Aquello era una explosión de sabores, un bigbang en mi boca.
En la cena solamente tuvimos un “problemilla”, y fue cuando nos trajeron la carta.
Solo te digo que me la dieron y pensé: “Qué carta más larga, qué de platos”.
Y me dice el camarero: “Sí, pues aún no la has abierto”.
(La tenía cerrada, luego se abría hacia los lados y era cuatro veces lo que pensaba).
Aquello parecía la Historia Interminable, no tenía sentido.
Si te digo que había 25 platos de pasta, 34 pizzas diferentes, 15 entrantes y todo lo demás, igual no te exagero.
Cuando el camarero volvió a preguntarnos qué queríamos comer, aún seguía más perdido que Marco el día de la Madre.
Mis amigos ya habían decidido y yo casi no la había empezado a leer.
Dice uno:
“De primero nos traes calamares y croquetas, y a mí luego unos raviolis a la putanesca”.
El segundo:
“A mí una hamburguesa de noséqué”
(Huevazos ir a un italiano y pedir hamburguesa).
El tercero: “A mí unos spaguettis de langostinos, bogavante y pulpo”.
Vi como la mirada del camarero se dirigía hacia mí, cuando le escucho: “¿Y tú?”.
Y yo, viéndome entre la espada y la pared, le dije:
“Aún no me dio tiempo a leerla pero los spaguettis con marisco de mi amigo pintan bien, así que traeme lo mismo”.
Ahora imagina a la persona que entra en tu web.
Que le das 237 opciones y 25 páginas diferentes que leer.
Que no tiene amigos al lado y no puede decir “Lo mismo”.
Piensa en las ventas y en los suscriptores que pierdes con su indecisión.
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