En 1998 no sabían cómo reducir el consumo de tabaco entre los adolescentes de Estados Unidos.
La Fiscalía había multado a las principales tabacaleras del país y ese mismo año se fundó una asociación para concienciar a la población sobre los peligros de su consumo.
La llamaron American Legacy Foundation.
Un día, la fundación grabó una campaña publicitaria llamada “La verdad”.
El anuncio, grabado para televisión, era así:
Un camión de 18 ruedas se para delante de una sede tabacalera.
Del edificio salen un montón de estudiantes, que descargan sacos donde aparece la palabra “cadáver”.
El número de cadáveres apilados aumenta a medida que el anuncio acanza.
De repente, uno de los estudiantes apilados coge un megáfono y grita:
¿Saben a cuántas personas mata el tabaco cada día? 1.800 personas
Justo el número de cadáveres que había delante de la tabacalera.
Desde Philipp Morris se olían que el anuncio tendría éxito, así que no le dieron “like” y prepararon su propia campaña para tratar de contrarrestar el efecto de la primera.
El eslogan de su anuncio era: “Piensa, no fumes”.
(Wow, qué persuasivos)
La fundación y Philip Morris lanzaron ambas campañas a la vez.
Tres años más tarde, hicieron una encuesta entre más de 10.000 adolescentes para preguntarles cuál era el primer anuncio antitabaco que recordaban.
El 22% se acordaba de la American Legacy Foundation, el 3% del de Philip Morris.
Pero hay más.
Preguntaron a los adolescentes qué probabilidades tenían de fumar un cigarrillo durante los próximos meses.
Los que recordaban la primera campaña, un 66% menos de opciones. Los de la segunda, un 33% menos.
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