Señores, señoras y señoritas, quiero decir.
Caballeros, caballeras y “prefiero no contestar”.
Estamos en la temporada de la cereza.
Sabes que se acerca la época de comer cerezas cuando empiezan a bajar de precio.
Ahora ya está casi al mismo precio que el tomate.
Dentro de poco tendremos que elegir entre comprar un tomate o una cereza, que está el tomate a precio de espirulina.
¿A quién no le gusta un buen racimo de cerezas?
Menudo placer para el paladar, ¿verdad?
Menudo orgasmo (culinario culinario), ¿verdad?
No hay mejor indicador de que llega el verano que ir al mercado o al supermercado y ver la buena pinta que tienen las cerezas.
Si te olvidas de los 40º que hace fuera, me refiero…
No sé qué piensas tú, pero dudo que haya algo que pueda igualar el sabor de una buena cereza en el mes de junio.
Casi casi nada.
Miento, sí lo hay.
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Rico rico, y con fundamento: