Imagina que conoces a un chico, a una chica, a un chiqui o a un chiquitín.
Me refiero… a alguien que te hace tilín.
Puede que “algo” en ese alguien ha captado tu atención y cuando le das tu teléfono, piensas:
«Menudo bombón (o bombona), a ver si me manda unos wasaps para quedar»
Quien te hace tilín te escribe una vez al mes y no te cuenta nada que te interese.
Quizás que le gusta viajar, que es un soñador y que su mayor defecto es intentar hacer feliz a todo el mundo.
Tú habías mostrado cierto interés y el notas pasa de ti.
De repente, se acerca el día de San Valentín y te escribe:
«Hola guapi,
He pensado…si tú has confiado en mí dándome tu teléfono hace tanto tiempo y estando tan pendiente de mí en otras ocasiones, ¿eso no debería ser recompensado?
Pues creo que POR SUPUESTO, eso debe tener su recompensa así que tengo una sorpresita para ti.
Te invito a cenar a mi casa y te preparo unas alcachofas con jamón.
Lo único, para confirmar tu interés, necesitas apuntarte a mi lista VIP y así puedo recordártelo.
Y además…tengo otra sorpresa que solo podrás descubrir si te apuntas jejeje
Que sepas que esta invitación expira en San Valentín y no sé cuándo voy a poder repetirla»
No sé qué querrá tu ligue con esa “otra sorpresa” aunque pinta que no quiere jugar a las canicas.
Igual esto te parece normal pero a mí me parece más triste que leer 50 testimonios cambiavidas en una web.
Lo digo porque no veas la de negocios que están invitando a alcachofas con jamón y a una copa de vino blanco justo estos días de Black Friday.
A mí me gusta más acordarme de la gente a diario para que la relación sea más natural y luego quieran contratarme.
Si quieres recibir más consejos diarios de copywriting y ventas como este, te recomiendo suscribirte a mi lista dejando tu email abajo: